Fantasmas a la mexicana
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La historia de La Llorona, el personaje legendario más famoso de México, también es conocida en otros países de Hispanoamérica, como Chile, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá y Venezuela. Se trata de una mujer que ha perdido a su hijo y lo busca en vano, perturbando con su llanto a los que la oyen. Aunque hay muchas versiones de la leyenda, con detalles distintos, los hechos principales son siempre los mismos.
La historia data del México colonial. En aquellos días cada noche las campanas del templo católico marcaban el toque de queda sobre las once de la noche.
Pasada esa hora, comenzaron a oírse llantos y gritos angustiosos, emitidos por una mujer sobrenatural que recorría de madrugada la colonia española y desaparecía misteriosamente antes del alba. Luego de que el suceso se repitiera por varias noches, los vecinos comenzaron a preguntarse quién sería esa mujer y qué pena la ahogaría. Asomándose a las ventanas, o saliendo bravamente a su encuentro, distinguieron a una mujer vestida de blanco, oculta tras un velo, flaca y macilenta, que se arrodillaba mirando a Oriente en la Plaza Mayor. Al ver que la seguían, se desvaneció entre la bruma junto al Lago de Texcoco.
Otros dicen haberla oído en otros lugares del país. Se formularon diversas teorías sobre la fantasmagórica desconocida, a la que el pueblo, por su perpetua aflicción, comenzó a llamar la Llorona. Se decía que era una mujer indígena, enamorada de un caballero español o criollo, con quien tuvo tres niños. Sin embargo, él no formalizó su relación: se limitaba a visitarla y evitaba casarse con ella. Tiempo después, el hombre se casó con una mujer española, pues tal enlace le resultaba más conveniente. Al enterarse, la Llorona enloqueció de dolor y mató a sus tres hijos en el río. Después, al ver lo que había hecho, se suicidó. Desde entonces, su fantasma pena y se la oye gritar "Ay, mis hijos". Suele hallársela en el río, recorriendo el lugar donde murieron sus hijos. En algunos relatos, engaña a sus víctimas presentándoseles bajo la apariencia de una persona conocida.
Algunos ponen la leyenda en relación con la creencia totonaca en las Cihuateteo, que son las mujeres muertas durante el parto a las que se consideraba diosas. Una leyenda que también se repite - como decíamos - en otros países de Latinoamérica.
En nuestro país la leyenda de la Llorona, circula en prosa y en forma de corrido (canción narrativa). La Sayona es otro personaje similar, pero sólo se aparece a los hombres parranderos, que gustan de estar de fiesta en fiesta. Se viste de blanco tiene ojos rojos y colmillos que parecen de leon. Asusta, mata o vuelve locos a los hombres que son o fueron infieles, no a todas las personas o niños, como hace la Llorona.
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En cuanto la leyenda de la Llorona, dicen nuestros llaneros que es el alma en pena de una mujer muy jovencita que tuvo amores con un soldado y quedó embarazada de una niña. El soldado la abandonó y ella, como no tenia idea de cómo criar a un infante, desesperada por el llanto de la niña, la mató con sus propias manos. Cuando la joven vio lo que había hecho, comenzó a llorar y a gritar fuertemente, lo que atrajo a los vecinos y familiares. Al ver lo sucedido, la maldijeron. Ella salió corriendo hacia el llano y se convirtió en espanto. Siempre esta llorando y cuando entra a los poblados dicen que llama a su hija. Se cree que roba niños que estén solos, ya sea en sus casas o en las orillas de ríos o quebradas. Por lo general, se la oye llorar en tiempos de Semana Santa.
Según otras versiones, la Llorona fue una muchacha que cada vez que daba a luz a un hijo lo mataba sin piedad. Le confesó todo al sacerdote que vivía en su pueblo, añadiendo que no sentía ningún remordimiento por lo que había hecho. El sacerdote notó que estaba embarazada de nuevo y le dijo a la muchacha que cuando tuviera a su hijo le diera de mamar antes de matarlo, y así lo hizo; tras darle leche materna lo mató, pero se activó su instinto maternal, haciéndole sentir una gran culpabilidad. Desde entonces, vaga por los llanos venezolanos llorando de dolor, buscando a sus hijos y asustando a todo el que se le atraviesa en su camino.
Se la representa como una mujer joven, con una larga cabellera negra y la piel blanca. Lleva una bata blanca larga y encima otra bata de color negra con capucha, y suele portar un bebé en los brazos. Llora y grita diciendo "Mi hijo, Mi hijo".